Cuando apenas terminaban de reconstruir sus apartamentos averiados por un carro bomba el pasado 28 de diciembre, los habitantes del Conjunto Residencial Valderrobles, del occidente de Medellín, sufrieron nuevamente los horrores del terrorismo: otro carro bomba explotó dentro del sótano de la unidad el jueves en la noche.
Desolador, absolutamente desolador , comentó para sí el alcalde de Medellín, Luis Alfredo Ramos Botero, al contemplar ayer cómo quedaron los vehículos, edificios y la plazoleta de la urbanización después de la explosión.
En el lugar murieron los dos terroristas, identificados como Oscar Nelson Jiménez Cuartas y Henry Alexander Toro Serna, ambos de 22 años.
Y a diferentes centros asistenciales de la ciudad fueron trasladadas 42 personas heridas, siete de ellas de alguna consideración.
Muchas de los personas que evacuamos heridas presentaban lesiones en brazos y piernas, pues se lanzaron desde los pisos medios de los edificios porque creían que éstos se iban a incendiar, ya que por los shuts subían llamas desde el sótano , dice un socorrista de la Cruz Roja.
Valderrobles está habitado por gente de clase media alta; en su mayoría jueces, magistrados, profesores universitarios, funcionarios y técnicos.
Son unos diez bloques de cinco pisos cada uno, para un total de 108 apartamentos.
Al parecer, mi niño presentía la tragedia. Cinco minutos antes que sonara la bomba dice una señora del cuarto piso, mi niño de 5 años que estaba en su cuarto me llamó y me dijo: Mamá, tengo pánico, tengo mucho miedo . Lo saqué de su pieza y lo llevé para mi cuarto.
Apenas lo estaba acostando cuando sonó la explosión. Dios mío!, exclamé, esto es el fin! Abracé a mi niño. Y vi cuando los vehículos que estaban en el parqueadero se levantaron casi hasta el nivel de mi apartamento. Después fueron cayendo uno sobre otro envueltos en llamas .
La lluvia que caía salvó a los numerosos niños que, por lo general, a la hora de la explosión, 10:15 de la noche, se reunían a jugar en la plazoleta.
Quedamos en tinieblas. Después del primer impacto, los carros que estaban en el garaje del sótano empezaron a explotar.
Tratando de salvar a mi niño bajé las gradas donde, en medio de la oscuridad, chocaba contra otras señoras y señores que casi histéricos y con sus niños en brazos buscaban salida.
Los que llegábamos al primer piso teníamos que volver a subir porque las llamas no dejaban salir , comentó la señora, residente en uno de los bloques que está casi sobre el lugar donde detonó la carga explosiva.
En la mañana de ayer, un joven bajó al parqueadero en busca de su Renault 9. No lo encontró.
El poder del carro bomba fue tal que no sólo dejó en pedazos a las dos personas que supuestamente lo iban a sacar del lugar según la Policía y los mismos vecinos, sino que, además, destrozó otros 35 vehículos que se encontraban allí; algunos de los cuales prácticamente desaparecieron.
Según la Policía, minutos antes de la explosión Jiménez y Toro habían ingresado al sótano de los edificios en un taxi para tratar de desvarar y sacar el carro donde estaba camuflada la dinamita, un Renault 9 de placa KFM 170.
Ese carro llevaba más de ocho días en el parqueadero y tenía el baúl forzado , dijo un vecino. El pasado mes de diciembre, una de las dueñas de apartamento había arrendado su espacio en el parqueadero donde se hallaba el vehículo, porque no lo necesitaba.
El poder de la carga de dinamita fue tal que hizo un hueco de unos dos metros en el piso de concreto, donde estaba parqueado el Renault 9, y abrió un boquete de unos cinco metros cuadrados en la losa que cubre todo el parqueadero. Los siete vehículos que estaban sobre la losa fueron los que se elevaron hasta el tercer piso de los edificios, cayendo a unos cuatro metros del lugar en donde estaban. La losa es un bloque de cemento y hierro de 16 centímetros de espesor y una extensión de treinta por cincuenta metros.
Los daños en los vehículos fueron calculados por los Bomberos en 300 millones de pesos. Según un ingeniero civil que inspeccionó toda la estructura del conjunto residencial, la reconstrucción de la losa tiene un costo aproximado de 600 millones de pesos. Aunque los bloques de apartamentos no sufrieron mayores daños, se ordenó su evacuación para reanudar la reconstrucción del lugar.
En el pasado atentado murieron dos agentes de la Policía y quedaron heridos un suboficial y 46 civiles más, mientras que las pérdidas materiales ascendieron a 140 millones de pesos.
Desde las primeras horas de ayer, en medio de expresiones de desconcierto total y con lágrimas en los ojos, los 432 habitantes de los 108 apartamentos de Valderrobles iniciaron la tarea de evacuación. Al hombro, en maletas, bolsas, y cobijas, tuvieron que sacar todos sus enseres hasta la calle, porque la fragilidad en que quedó la losa impedía el ingreso al lugar de cualquier vehículo.
Algunos de los inquilinos decidieron entregar los apartamentos desde la bomba del 28 de diciembre. Los que no lo habían hecho, madrugaron ayer a hacerlo. Sin embargo, la mayoría de los propietarios no sabían para dónde arrancar. Unos recorrían las agencias de arrendamiento de Medellín en busca de un apartamento, en tanto que otros salían para sus fincas, con todos sus bienes, o tocaban en la puerta de sus familiares y amigos para acomodarse mientras terminan los trabajos de recuperación.
Pero si el sol sale para los buenos y los malos, por qué tenemos que volver a vivir nosotros esta experiencia en menos de dos semanas , comentó un señor mientras trataba de bajar con un lazo desde un quinto piso algunos de los muebles. Detenidos dos sospechosos Medellín La Policía capturó a Jorge Iván Hincapié Henao, de 27 años, y Edgar Alberto Gutiérrez Yepes, al parecer implicados en los atentados con dinamita de los últimos meses en Medellín.
Aunque en la urbanización donde se llevó a cabo el atentado del jueves viven algunos magistrados, abogados y el procurador judicial Oscar Uribe, quien resultó herido, para la Policía Metropolitana está claro que el atentado no iba dirigido contra los residentes.
Según el comandante de esa institución, brigadier general Jairo Antonio Rodríguez Quiñónez, el hecho ocurrió por descuido de los delincuentes que preparaban el vehículo para activarlo contra un objetivo que no se conoce aún.
Sin embargo, las autoridades tratan de establecer si existe alguna relación entre el asesinato, el pasado domingo, de uno de los vigilantes de la urbanización y los narcoterroristas.
Alberto Rico Gallego, vigilante privado de 43 años, fue baleado en el estadero Las Margaritas, cerca del conjunto residencial, por un sicario que se movilizaba en una bicicleta. De acuerdo con las primeras investigaciones realizadas por un fiscal permanente, Rico Gallego, presente en el momento en que los terroristas colocaron el carro bomba el Día de los Inocentes, fue asesinado por esta causa.
Otro compañero suyo, también vigilante de la misma urbanización, fue amenazado de muerte por desconocidos.
Hincapié y Gutiérrez, los supuestos terroristas capturados, tenían planos según la Policía para la elaboración de explosivos y elementos que se utilizan para aumentar el poder destructor de las bombas.