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Este sitio web no pretende hacer una apología del delito

“Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”

«Yo pregunto sobre su tumba cavada en la montaña: ¿No habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir?. Si Colombia no puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una desgracia: «Desquite» resucitará, y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas». Gonzalo Arango. Elegía a Desquite. Obra negra
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… Es importante conocer, repasar y no olvidar la maldad personal de un hombre sanguinario, que no puede ser recordado como un héroe de nada, ni como un Robin Hood de los pobres, sino como el dueño de una de las mentes más dañinas y perversas que se han producido en este país que, desgraciadamente, no ha sido infértil en personajes malignos. Aunque, comparados con Escobar, casi todos los otros criminales colombianos parecen aprendices.

… Conocer la vida de los malos, de los criminales más salvajes, es una pasión humana. Quizá nos fascine ver la representación del mal porque de esa manera aprendemos a reconocerlo y a defendernos de él. Así como hacer películas sobre Hitler (y mostrar su monstruosidad tal como fue, sin excluir sus facetas amables, como su amor por los perritos falderos) no es alimentar el nazismo ni desprestigiar al pueblo alemán en su totalidad, asimismo los libros y las series sobre Escobar no incitan al narcotráfico ni son una manera de denigrar de todos los antioqueños. Es una forma de entendernos y de mirarnos en un espejo desagradable, con la esperanza de que ese horror no se repita.
El  extracto de este texto fue Tomado del libro – ‘The Memory of Pablo Escobar
de Héctor Abad Faciolince
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«El narcotráfico es un fenómeno que no se ha extinguido, que probablemente no se vaya a extinguir en muchísimo tiempo, que por el contrario ha crecido en Colombia (los cultivos y los sembrados de droga)”. “Pero lo más importante es que yo creo que todo país, toda cultura, tiene derecho a contarse a sí misma”.
Del escritor colombiano Jorge Franco.
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Contarse para no cometer los errores del pasado, como dice él está sucediendo; contarse para hacer memoria, pues «no es el arte el que está divulgando la mala imagen que podamos tener en el exterior», sino es «nuestro propio comportamiento en la realidad el que genera esa imagen hacia afuera».
La violencia es una parte de la realidad de Medellín. Vivimos en una ciudad en guerra. Una guerra donde intervienen muchos poderes y donde los protagonistas son los jóvenes. Ellos son los que matan y mueren. Ejecutantes de un libreto escrito por otras manos e inspirado en el sentido trágico que sigue marcando nuestra historia. La nuestra es una guerra donde de nada sirve hablar de buenos y de malos. El desafío real es encontrar pistas que nos ayuden a salir de este laberinto donde muchos plomos, disparados desde muchos lados, con innumerables argumentos, nos están matando.

Las estadísticas no mienten, pero no logran sin embargo decir lo que pasa en esta ciudad, en nuestra vida, lo que está pasando con nuestra manera de habitar y caminar las calles, de relacionamos con los vecinos y los transeúntes. Medallo es una berraquera, seguimos diciendo la mayoría de sus habitantes. Es un infierno, dicen  otros, especialmente de afuera. Medellín es un hervidero de vida y muerte, es una expresión radical de la crisis del país. Vivimos en una ciudad donde hay muchos muertos y pocos derrotados. Nuestro compromiso, y el de muchos, es afianzar la vida, y la esperanza. En esta empresa sobran balas y hacen falta todas las palabras.

Alonso Salazar J. «No nacimos p’a semilla».
La cultura de las bandas juveniles en Medellín
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Visiones de un hombre sabio
“Las terapias del hombre contra la violencia es la preservación de la memoria para que no se repitan los hechos. Una forma para que la violencia no se reproduzca es que el ser humano no olvide. Hay que recordar cosas que son terribles. Sin embargo, parte del proceso de reconciliación es tener claro el pasado, las cosas que llevaron a una circunstancia que no puede volver a pasar”.

“En un contexto de violencia, en una ciudad como esta con tanta turbulencia, hay unos sectores que espontáneamente decidieron seguir una vida dentro de la legalidad, dentro del orden. Y todo esto gracias a la educación”.

“Uno no puede resignarse. Tenemos que preservar es la paz y la convivencia. Y en la medida en la que se va reconquistando una mayor convivencia, hay menor violencia y la gente adquiere mayor confianza”.

“Una de las terapias del hombre contra la violencia es la preservación de la memoria”

Nicanor Restrepo
Empresario, político, académico,  líder antioqueño
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“Las calles de nuestros barrios nunca toman prisioneros, quiebran al que no resiste, sea local o sea extranjero, ahí la paciencia no existe con los que son majaderos, cada víctima es culpable, si cayo por traicionero… Son páginas estas calles que se cogen con los años, escritas en un idioma que no entienden los extraños, nacimos de muchas madres pero aquí solo hay hermanos. En mi calle la vida y la muerte bailan con la cerveza en la mano,  Soy de aquí, de los que sobrevivieron, soy de aquí. Yo soy de esa esquinita chiquita, bonita, bendita, de los que nunca se fueron”.

Las calles, Rubén Blades